Taylorismo
Se conoce como taylorismo a la aplicación de la organización científica del trabajo que inauguró Frederick W. Taylor hacia finales del siglo XIX y que tuvo una gran vigencia a lo largo del siglo XX bajo otras modalidades. ¿Por qué se originó? ¿Qué método aplicaba? ¿Cuáles fueron sus consecuencias?. ¡A continuación les brindaremos las respuestas a estas preguntas y mucho más!
Origen ⁽¹⁾
Las consecuencias de la crisis económica de la llamada “Larga Depresión” (1873-1896) , así como el tamaño y complejidad cada vez mayor de las empresas, provocaron que los métodos tradicionales y empíricos de organizar a las empresas y sus producciones ya no sean adecuados. Fue así que comenzaron a desarrollarse las teorías de la “gestión científica del trabajo”. Su fundador, Frederick W. Taylor (1856-1915), comenzó a desarrollar sus ideas en 1880 en la industria del acero norteamericana. El sistema y los enunciados de Taylor, conocidos posteriormente como taylorismo, se ven plasmados en su obra Los Principios de la Administración Científica publicada en 1911. Las nuevas técnicas alcanzaron e influyeron en Europa durante la década de 1890.

El taylorismo surgió como respuesta ante la necesidad de una forma más racional y científica de controlar y programar a las grandes empresas. Estas esperaban maximizar sus ganancias y beneficios, pero al mismo tiempo debían hacer frente a los reclamos sindicales y obreros. La tarea que se propuso el taylorismo, y con la que se identificó ante la opinión pública la gestión científica, fue la de sacar mayor rendimiento a los trabajadores a través de una rigurosa metodología.
Método ⁽²⁾
Frederick W. Taylor estimaba logar un mejor rendimiento de los trabajadores a través de tres métodos fundamentales:
- Aislando a cada trabajador del resto del grupo y transfiriendo el control del proceso productivo al personal directivo de la empresa, que le indicaba qué tenía que hacer, en cuanto tiempo y que producción debía alcanzar.
- Haciendo que cada trabajador produjera una parte del producto, perdiendo la idea de totalidad y automatizando su trabajo . A su vez, cada elemento del proceso productivo estaría cronometrado gracias al estudio del tiempo y la movilidad.
- Pagando distintos salarios a cada obrero de acuerdo con la cantidad de piezas producidas o con su rendimiento laboral. Esto fomentaba la competencia entre los propios compañeros y aceleraba aún más, los ritmos de producción.

A través del método de Taylor, la máquina establecía la intensidad del trabajo y, a su vez, cada obrero requería saber menos, pues para realizar una tarea mecánica y rutinaria —ajustar un tornillo, por ejemplo—, lo único que necesitaba saber un trabajador era saber obedecer. De esa forma, el empresario ya no dependía ni de la buena voluntad del trabajador para realizar su tarea eficazmente, ya que la máquina le marcaba el ritmo, ni de sus conocimientos. El obrero pasaría a ser, según Taylor, un «gorila amaestrado» que hacía lo que otro había pensado y, al mismo tiempo, producía más en menos tiempo. De este modo, el sector empresarial reducía los costos y aumentaba las ganancias.
Consecuencias ⁽³⁾
Gracias a los aportes de Taylor, la producción masiva tuvo un auge muy grande y el taylorismo fue adoptado tanto en distintas partes de Europa como también en Estados Unidos. De hecho, otro de los máximos pioneros de la producción masiva, Henry Ford, también se sirvió de los avances de Taylor en la utilización racional de la maquinaria y la mano de obra para maximizar producción. De este modo, una de las primeras empresas que aplicó los principios de Taylor fue Ford Motors Company, de Detroit. Allí se puso en práctica la «cadena de montaje», una cinta transportadora que movía las piezas para que los obreros trabajaran sobre ellas en un tiempo determinado y en una sola actividad. Al final de la cadena, el producto quedaba terminado. Tiempo más tarde, a este novedoso modo de producción se lo denominó fordismo.

Sin embargo, mas allá del aumento de la productividad en las empresas, con la generalización del taylorismo en todas sus manifestaciones, se deteriora la importancia estratégico-productiva del obrero profesional. Poco a poco, debido a las lógicas laborales, el obrero iba embruteciéndose al dedicarse únicamente a una sola tarea mecanizada. En definitiva, el nuevo obrero desconocía del proceso productivo completo. Por otro lado, el constante control del tiempo, los movimientos y la fijación del trabajador en un único puesto, reducen los tiempos muertos de los obreros. Esto no es poca cosa, ya que dichos momentos eran fundamentales en el obrero para: lograr un descanso psicológico, entablar la comunicación entre trabajadores y gestar una organización para canalizar reivindicaciones laborales. Por ello, sectores ligados al marxismo declaran al taylorismo como una respuesta del Capital contra la crisis y los reclamos obreros.
Bibliografía
¹ -Hobsbawm, E., La era del Imperio (1875-1914). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Crítica, 2020.
-Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Frederick Winslow Taylor. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/taylor_frederick.htm el 25 de junio de 2021.
² -Quiroz Trejo, José. «Taylorismo, fordismo y administración científica en la industria automotriz», en Gestión y estrategia, Núm. 38, Julio-Diciembre. Ciudad de México, 2010.
-Bendix, Reinhard, Trabajo y autoridad en la industria. Las ideologías de la dirección en el curso de la industrialización, Buenos Aires, Eudeba, 1966.
³ -Hobsbawm, E., La era del Imperio (1875-1914). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Crítica, 2020.
-Béjar, María Dolores. Historia del siglo XX. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Siglo XXI Editores Argentina, 2018.

Historia – Universidad Nacional Tres de Febrero.
Instituto de Estudios Históricos – UNTREF.