Sistema hoplítico
El Sistema hoplítico resulta, sin lugar a dudas, una de las formaciones bélicas más reconocidas de la edad antigua y la más característica del periodo arcaico griego. ¿Cuándo surgió? ¿En qué se basó? ¿Quiénes podían ser hoplitas?. ¡A continuación, les brindaremos todas las respuestas y mucho más acompáñennos!
Contexto ¹
Durante lo que se denomina época arcaica en la Antigua Grecia, las poleis eran gobernadas por aristocracias que ejercían, al mismo tiempo, el poder político y económico. En aquel entonces, para formar parte de las magistraturas políticas era necesario contar con la categoría de ciudadano, la cual estaba reservada para aquellos grandes propietarios de tierras. Por otra parte, los miembros de las aristocracias, los aristoi, eran quienes tenían prerrogativas militares, ya que eran los únicos capaces de costear y mantener el equipamiento militar. Por ello, el estatus de soldado coincidía con el de ciudadano: quien tiene su puesto en la formación militar de la ciudad, lo tiene asimismo en la organización política.
Sin embargo, la configuración aristocrática se verá afectada por una serie de factores que implicaron una ampliación de la ciudadanía y el posterior paso hacia las poleis del tipo democráticas. Entre los principales factores se pueden destacar: las nuevas formas de riqueza ligadas a la actividad comercial y la instauración del sistema hoplítico en el plano militar.

Desde mediados del siglo VII las modificaciones del armamento y una revolución de la técnica del combate conllevaron a modificar la estructura del ejército. La aparición del hoplita, unidad de infantería fácil de armar y mantener, significó un golpe decisivo a las prerrogativas militares de los aristoi, debido a que nuevos personajes sociales fueron capaces de participar en la actividad bélica y de reclamar mayor participación política en las magistraturas de la polis.
Características ²
El hoplita fue un tipo de guerrero caracterizado por estar pesadamente armado, combatía en fila y se desempeñaba en formaciones cerradas que seguían los principios de la falange griega. Frecuentemente, su equipamiento militar se basaba en la coraza de bronce, las cnémidas (cubrían las tibias), el casco de bronce con protección en las mejillas y el famoso Aspis (escudo de madera con chapas de bronce) de aproximadamente un metro de diámetro que cubría desde el mentón hasta las rodillas. El arma primaria de los hoplitas era su doru (lanza de alrededor de 2,7 metros) y la xifos (espada secundaria).

Como se ha mencionado anteriormente, la formación de un ejército hoplítico de tierra, en rivalidad con el típico guerrero de caballería de los aristoi, contribuyó al declive progresivo de las aristocracias, pero también implicó una renovación completa de la ética del guerrero. Mientras que en la lógica guerrera de los aristoi primaba la proeza individual y las hazañas del combate singular, el sistema hoplítico rechazaba la tentación de los logros individualistas. El guerrero hoplita era el hombre de batalla codo a codo; se lo adiestraba para guarda la fila, para marchar en orden y para lanzarse a un mismo paso con los demás contra el enemigo. Lo primordial del sistema hoplítico era la disciplina común que lograba refrenar los impulsos institntivos que amenazaban con perturbar el orden general de la formación.
La falange hacía del hoplita una unidad intercambiable, un elemento similar a todos los otros. El valor individual de los hoplitas sólo podía manifestarse dentro del orden impuesto por la maniobra de conjunto y la cohesión del grupo.
Bibliografía
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-Finley, M. El nacimiento de la política. Barcelona, 1986.
-Oliva, P. Esparta y sus problemas sociales. Madrid, 1983.
-Vidal-Naquet, P. Formas de pensamiento y formas de sociedad: el cazador negro. Península, 1983.

Historia – Universidad Nacional Tres de Febrero.
Instituto de Estudios Históricos – UNTREF.