La escuela austriaca
La Escuela austriaca es una escuela de pensamiento económico surgida en el siglo XIX en la región geográfica del Imperio Austrohúngaro. Si bien los representantes de esta corriente de pensamiento suelen diferir en algunas cuestiones, en su mayoría defienden al libre mercado. ¡A continuación, les brindaremos más detalles sobre esta escuela y sus integrantes, acompáñennos!
Primera Ola ⁽¹⁾
La Escuela Austríaca (también conocida como «Escuela de Viena») nació de los aportes realizados por el economista polaco, Carl Menger (1840-1921). Este intentó brindar una alternativa a los postulados sobre el valor que desarrolló la escuela clásica de economía inglesa (Adam Smith, David Ricardo y Karl Marx). Mientras la economía clásica suponía que el valor de los bienes se derivaba de determinadas características objetivas (por ejemplo: cantidad de trabajo necesario para su elaboración), Menger sostenía que el valor era algo que las personas imputaban a las cosas de modo subjetivo, a partir de la forma en que ayudan a satisfacer necesidades.
A su vez, Menger se oponía a la idea de considerar que el dinero era un medio de intercambio cuya circulación se debía al Estado y que la economía capitalista era un estadio que podía ser superado. Según este economista, el dinero circula como un resultado involuntario de las acciones de los individuos y la economía en general posee leyes universales que son independientes de las sociedades y los gobiernos. Para llevar a cabo sus investigaciones y arribar a sus conclusiones, Menger invirtió el método utilizado por la mayoría de los estudiosos de la economía de su tiempo: pasó de un análisis social a uno basado en individuos ideales y cambió el método inductivo por uno axiomático-deductivo.
Las ideas de Menger fueron retomadas por Eugen von Böhm-Bawerk (1851-1914), un economista austrohúngaro que cuestionó dos pilares teóricos desarrollado por los marxistas: la teoría del valor-trabajo (y la plusvalía que de ella se derivaba) y la idea de que una economía centralmente planificada podía ser más eficiente que una de libre mercado.
Böhm-Bawerk compartió sus estudios con su amigo y luego cuñado, Friedrich von Wieser (1851-1926). Este sostenía que la economía debía ser depurada de los aportes marxistas. Desde su perspectiva, cuando los economistas se referían al valor natural de las cosas estaban suponiendo una sociedad transparente de personas iguales. Él sostenía que para abordar el problema del valor convenía centrarse en las instituciones que le daban sentido. En este punto, Wieser aceptaba que la competencia perfecta postulada por el liberalismo clásico era imposible. Por eso creía que lo fundamental era ligar la economía a la sociología y averiguar qué instituciones sociales servían para ayudar al desarrollo económico y cuáles eran nocivas.
En definitiva, Böhm-Bawerk y Wieser se encontraban frente a una paradoja: la propiedad privada y la competencia son requisitos para generar riqueza a los individuos, pero también son un obstáculo para alcanzar el máximo de utilidades posibles. Mientras que Böhm-Bawerk estaba a favor de una serie de pequeñas intervenciones estatales, Wieser, en cambio, continuó negando que la intervención estatal pueda brindar alguna solución.
Segunda Ola ⁽²⁾
Ludwing von Mises (1881-1973) fue un alumno de Böhm-Bawerk y amigo de Wieser. Dedicó gran parte de su obra a dos objetivos: construir una teoría que diera cuenta de toda la actividad humana y combatir al socialismo en cualquiera de sus formas. Mises notaba el avance del socialismo en una Europa que tendía a implementar regulaciones estatales en la economía como correctivos al capitalismo ( leyes antimonopólicas, salarios mínimos, subsidios para industrias emergentes, etc.). El veía en dichas acciones una gran ineficiencia y peligro, ya que iban en contra del ritmo del Mercado.
A través de su obra La acción humana, Mises sostuvo que las acciones de las personas están compuestas exclusivamente por actos deliberados y construidos de forma teleológica. De aquí Mises dedujo que las acciones deben ser estudiadas de forma apriorística (independientes de la experiencia) y que las leyes económicas son verdades inapelables. Así, para Mises ninguna experiencia nos puede llevar a descartar un teorema económico.
Friedrich August von Hayek (1899-1992) tras relacionarse con Mises se convirtió en un antiizquierdista radical. Para Hayek, Keynes llegaba a conclusiones erróneas porque usaba análisis agregados en lugar de concentrarse en los microfundamentos. Desde su perspectiva, la intervención estatal propuesta por el economista británico sólo podía conducir a una suba de la inflación y a la adopción de una política autoritaria.
En su obra El camino de la servidumbre, Hayek concluía que, de no realizarse una profunda reconfiguración de las sociedades occidentales, pronto el mundo se encontraría esclavizado por lo que él denomina «ideologías colectivistas» ( socialdemocracia, socialismo, comunismo, nazismo, fascismo, etc.). Hayek se basaba en una idea simple: las sociedades deberían articularse alrededor del Mercado, ya que para él era una institución eficiente.
En Ley, legislación y libertad, Hayek afirmaba que todo orden social deriva de una interacción tan compleja que no puede ser aprehendida; por ello las generaciones actuales deberían mostrarse humildes hacia las instituciones que nuestros antepasados desarrollaron de manera «espontanea» y que han probado su utilidad a lo largo de muchas generaciones. A través de este razonamiento, Hayek da a entender que las instituciones del capitalismo han llegado hasta el presente porque son más eficientes, como lo muestra el caso del mercado. Saber cuanto cuesta un bien o un servicio implica considerar millones de datos muy dinámicos que nadie puede conocer y abordar, pero el Mercado nos puede dar la información que necesitamos con mucha facilidad.
Sin embargo, Hayek admitía que el mercado era un mecanismo insuficiente para garantizar el orden social, porque los agentes no se guían sólo por los datos que este les ofrece, sino que enmarcan esa información en toda una estructura de reglas que les viene dada. Este economista sostenía que deberíamos adoptar las reglas que han llegado hasta nosotros en forma de tradición: por ejemplo las leyes penales modernas. Las reglas tradicionales serías justas porque, con el pasar de los años, se independizaron del contexto que las produjo, remarcando así su funcionalidad. Hayek dirá que las reglas del libre mercado son espontáneas y naturales, mientras que otros modelos son deliberadamente diseñados, no surgieron «espontáneamente» a través de siglos de libre interacción de los individuos y, por lo tanto, son antinaturales.
Finalmente, destacaremos que Hayek no se oponía a cualquier intervención estatal en la economía. Para él, el Gobierno es necesario como proveedor de algunos bienes públicos puros y como garante de la vigencia del orden legal que permite funcionar al mercado. El Estado que popone Hayek es el «Estado mínimo«, es decir, aquel cuyo rol no es crear leyes, sino mantener, clarificar y hacer cumplir las normas que la tradición ha hecho llegar a nuestros días. Es en este sentido que debe entenderse el apoyo que muchos neoliberales (Hayek entre ellos) dieron a las dictaduras sudamericanas de los años 70. Para ellos, un gobierno militar que impusiera un orden garante del libre funcionamiento de la economía daba como resultado una sociedad más libre que una democracia que pusiera en riesgo al mercado.
Bibliografía
¹-Morresi, Sergio Daniel. Las derechas políticas, el enfoque sociohistórico y algunos apuntes personales Sociohistórica; La Plata; Año: 2021.
²– Huerto de Soto, Jesús. La Escuela Austriaca moderna frente a la Neoclásica. En Revista de Derecho Administrativo nº 10 «Derecho de la Competencia».
Historia – Universidad Nacional Tres de Febrero.
Instituto de Estudios Históricos – UNTREF.