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Fascismo Italiano

El Fascismo Italiano es uno de los fenómenos más estudiados del siglo XX y un punto de inflexión del desarrollo de la política contemporánea. ¿En que consistió? ¿Quiénes fueron sus figuras? ¿Qué consecuencias provocó?. ¡A continuación les brindaremos todas las respuestas y mucho más, acompáñenos!

Los orígenes del movimiento Fascista¹

El fascismo nació oficialmente el 23 de Marzo de 1919 a través del mitin convocado por Benito Mussolini en un local de la plaza San Sepolcro (ciudad de Milán) al que asistieron muy pocas personas y donde se crearon los fascios de combate. Estos reunían la retórica del nacionalismo con el discurso del sindicalismo revolucionario y fueron apoyados por los futuristas, una de las expresiones más notables de la vanguardia artística.

El nacionalismo radical venía ganado terreno desde antes de la Primera Guerra Mundial, pero alcanzó su apogeo después de la paz de Versalles con la ocupación de Fiume (ciudad incluida en la recién creada Yugoslavia) por las brigadas de ex combatientes encabezadas por el poeta Gabriel D`Annunzio (Septiembre de 1919- Diciembre de 1920). En la crisis de posguerra, esta percepción de «una victoria mutilada» se combinó con la intensa movilización social, la marcha negativa de la economía y la inestabilidad de los gobiernos.

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La conflictividad social alcanzó su máxima expresión en el llamado «bienio rosso» (1919-1920). en esos dos años, los campesinos sin tierra ocuparon algunos latifundios, sobre todo en el valle del Río Po. en Septiembre de 1920, un lock out de los empresarios metalúrgicos llevó a la ocupación de algunas grandes fábricas del norte por los obreros.

Gabriele D’Annunzio, ocupación de Fiume
Gabriele D’Annunzio y sus seguidores durante la ocupación de Fiume. Extraído de Lavanguardia.

Los numerosos conflictos eran estallidos de protesta espontáneos y sin coordinación, que no respondían a un plan revolucionario. El primer ministro, Giovanni Giolitti, decidió esperar a que el movimiento se agotara por si solo sin recurrir a la fuerza. A partir de 1921 hubo un marcado descenso de la agitación social. Sin embargo, la actitud de Giolitti fue vista como una falta de firmeza para enfrentar al radicalismo revolucionario y causó un hondo resentimiento en los industriales y en la clase media temerosa del caos social. Fue en este punto que la propuesta de los fascistas de liquidar el «peligro rojo» mediante el uso de la fuerza fue acogida con manifiesto beneplácito o bien pasivamente por gran parte de la sociedad italiana.

Con la reforma del sistema electoral, aprobada antes de la guerra, crecieron los dos principales partidos de masas, el Socialista y el Popular, este último liderado por Luigi Sturzo. En 1919, sobre un total 500 escaños, los socialistas obtuvieron 156 y los populares 100. Ni los católicos, ni los socialistas eran aliados confiables para la dirigencia liberal, además se hallaban muy divididos internamente. De esto modo, la inestabilidad de los gobiernos se profundizó. Desde el final de la guerra hasta la designación de Mussolini como primer ministro en 1922 hubo cinco jefes de gobierno.

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Crecimiento del movimiento fascista²

La acción de los escuadrista y la Marcha sobre Roma

Al ascenso del fascismo, evidente a partir de 1920, contribuyeron dos hechos fundamentales: la intervención violenta en el ámbito rural del norte de los escuadristas dirigidos por las ras locales; y el espacio político que el primer ministro, Giovanni Giolitti, concedió a Mussolini a través de la alianza electoral de 1921.

Cada domingo los grupos de escuadristas (Camisas Negras) se concentraban en algún pueblo, destruían las sedes de las cooperativas y los sindicatos obreros y expulsaban a los alcaldes. La porra y el aceite de ricino eran los recursos habituales de los fascistas, quienes también solían emplear las armas de fuego. La complicidad del gobierno liberal quedó de manifiesto en la impunidad de estos crímenes. Estas expediciones punitivas ampliaron la base del fascismo al granjearle el apoyo de los propietarios rurales, especialmente del campesinado medio.

Camisas negras
Fotografía de los seguidores más fieles del fascismo, los «Camisas Negras». Extraído de Interferencia.

Giolitti contribuyó decisivamente al afianzamiento de los fascistas, ya que para contrarrestar el peso de los legisladores socialista y populares se alió con Mussolini. En las elecciones de Mayo de 1921 el fascismo obtuvo 35 las poco más de 100 bancas correspondientes a la lista liberal. Los populares obtuvieron 107, los socialistas 120 y los comunistas 15. Resulta menester entender que desde este momento Mussolini ganó respetabilidad política y el fascismo dejó de estar en la periferia del mapa político. Como contrapartida, y a pesar del disgusto de sus huestes, Mussolini no se opuso al envío de las tropas que pusieron fin a la ocupación de Fiume. D`Annunzio capituló y se retiró de la vida política: su experimento era excesivamente radical para ganarse el apoyo de los grandes intereses. Con su disposición a negociar, el líder fascista demostró ser más confiable.

Frente a la violencia en las calles —que el propio fascismo fomentaba— y la creciente debilidad del grupo gobernante, los fascistas decidieron organizar la Marcha sobre Roma para ingresar al gobierno. Sus poco organizadas huestes habrían podido ser detenidas por las fuerzas militares de haber existido la voluntad de frenarlas. Los ministros renunciaron y el monarca pidió a Mussolini que formase un nuevo gabinete. El «Duce»  se puso al frente de un gobierno de coalición integrado por algunos fascistas y una mayoría de dirigentes de otras formaciones políticas, excluida la izquierda. No hubo golpe de Estado ni éxitos electorales; los fascistas llegaron al gobierno de la mano de los notables, los militares y la monarquía.

Marcha de Roma
Fascistas formando parte de la llamada «Marcha sobre Roma». Extraído de Nationalgeographic.

Rumbo al totalitarismo

Hasta 1925 Mussolini no fue más que el primer ministro de una monarquía semiparlamentaria, y la vida pública —partidos, sindicatos, prensa— siguió funcionando en aparente normalidad. La política económica no se apartó de la ortodoxia liberal y favoreció el libre juego de la iniciativa privada a través de las privatizaciones. No obstante, se dio curso a las primeras medidas destinadas a fortalecer al Partido Fascista. Por ejemplo, se creó un Gran Consejo Fascista como órgano consultivo paralelo al Parlamento nacional. A principios de 1923 todas las asociaciones y unidades paramilitares fueron integradas a una milicia voluntaria que quedó a cargo de la seguridad nacional. De este modo, los Camisas Negras obtuvieron un estatus legal.

En 1924, dos hechos posibilitaron el avance de Mussolini sobre las instituciones del Estado liberal: una nueva ley electoral y las posteriores elecciones en medio de un ambiente de fraude y coerción. En Junio de 1924, cuando el diputado socialista Giacomo Matteotti denunció a Mussolini en el Parlamento, fue secuestrado y asesinado. Las primeras investigaciones revelaron la participación de miembros de las bandas armadas fascistas. El fascismo ocupó entonces el banquillo de los acusados. Los diputados socialistas, populares y parte de los liberales, por primera vez, hicieron frente común contra el fascismo y abandonaron el Parlamento en señal de protesta. Tras un periodo de indecisión, el Duce pidió al rey que disolviera la Cámara y en su discurso del 3 de Enero de 1925 asumió la responsabilidad de cuanto había sucedido.

Giacomo Matteotti
Giacomo Matteotti, una de las tantas víctimas de la coerción fascista. Extraído de Biografiasyvidas.

La serie de medidas aprobadas entre 1925 y 1928 condujeron a un tipo de gobierno totalitario. El jefe de gobierno dejó de ser responsable de su gestión ante el Parlamento, todos los partidos políticos fueron disueltos y quedó suprimida la prensa opositora. Se creó un tribunal especial para juzgar los crímenes contra el Estado: sus miembros eran funcionarios sin formación jurídica especifica y debían prestar juramento de obediencia a Mussolini. Los acusados no tenían derecho a apelar y los «criminales políticos» podían ser deportados. Según la nueva ley electoral, el Gran consejo Fascista aprobaba la lista de cuatrocientos candidatos para la Cámara de Diputados y los votantes sólo podían ratificarla o rechazarla. Los políticos liberales, los cuales habían permitido la violencia fascista para eliminar el socialismo, fueron excluidos de la vida política.

Las políticas económica, sociales y culturales del gobierno Fascista

Tras una primera etapa liberal, desde 1925 la política económica se orientó cada vez más hacia la intervención estatal y el proteccionismo. En 1927 se aprobó la Carta del Trabajo, que instauró un sistema corporativo que propugnaba la armonía entre las clases sociales mediante un esquema jerárquico de corporaciones nacionales formadas por representantes de las empresas y de los sindicatos fascistas, con la idea de pautar la marcha de la economía y regular las relaciones laborales bajo la supervisión del Estado.

Por otro lado, fue suprimido el derecho a huelga, los sindicatos libres fueron sustituidos por corporaciones fascistas obligatorias, se limitó la libertad de movimiento del trabajador (sobre todo para evitar el éxodo rural) y se aprobó una legislación de seguridad social con significativos beneficios para los trabajadores. Además, se impulsó la fascitización de la sociedad a través del sistema educativo y de la creación de organizaciones fascistas dirigidas a encuadrar tanto la juventud como a las mujeres y a los trabajadores. La innovación más popular fue la Opera Nazionale Dopolavoro, fundada en 1925 con el fin de «favorecer el empleo sano y provechoso de las horas libres de los trabajadores intelectuales y manuales, por medio de las instituciones destinadas a desarrollar las capacidades físicas, intelectuales y morales».

Opera Nazionale Dopolavoro
Escudo de la organización «Opera Nazionale Dopolavoro». Extraído de Wikipedia.

En 1929 quedó resuelto el problema con el Vaticano, pendiente desde la unificación del país en 1870. Con la firma de los pactos de Letrán entre la Santa Sede y el Reino de Italia, se restablecieron las relaciones diplomáticas y se creó un diminuto Estado dentro de Roma, cuya máxima autoridad era el Papa. La Iglesia fue compensada por los territorios perdidos, las corporaciones eclesiásticas quedaron exentas de impuestos y sus escuelas recibieron un trato preferencial. Gracias a esta estrategia política, Mussolini ganó el apoyo de la Iglesia Católica.

La crisis del 30 produjo un aumento de la desocupación en Italia, aunque no en forma tan dramática como en otros países. Los nuevos desafíos hicieron que el régimen se definiera decididamente a favor de la autarquía. En el ámbito agrario esta tendencia se puso en marcha con la llamada «batalla del trigo», que multiplicó por dos la producción de este cereal mediante el aprovechamiento de zonas pantanosas, pero también dedicando a su cultivo tierras que antes se utilizaban para olivos, ganado o frutales.

En 1933 se creó el Instituto para la Reconstrucción Italiana (IRI), que convirtió al Estado en el principal inversor industrial. Mediante la compra de acciones, el IRI nacionalizó muchas de las grandes empresas industriales al borde de la quiebra. Debido a la Gran Depresión, los industriales se vieron obligados a aceptar la expansión de una economía que entrelazaba a las empresas privadas con las públicas. El IRI podía controlar las empresas de propiedad privada, siempre que lo hiciera en interés de la «defensa nacional, la autarquía y la expansión del imperio». Así, la dirigencia fascista utilizó su creciente poder económico para concretar sus objetivos políticos.

En líneas generales, la masa del pueblo italiano aceptó el nuevo régimen. Para muchos, la paz pública, el relativo bienestar económico y una política exterior que satisfacía el orgullo nacionalista compensaban la pérdida de libertades y las arbitrariedades fascistas.

Las políticas exteriores del Régimen Fascista

En el escenario internacional, inicialmente, la Italia fascista se posicionó junto a Gran Bretaña y Francia, desempeñando un papel estabilizador. La ocupación de Etiopía por las tropas italianas en 1935 dio un drástico giro a esta situación. Cuando la Sociedad de Naciones sancionó a Roma, aunque de modo tibio e ineficaz, a raíz de la queja elevada por el emperador etíope, Mussolini estrechó sus lazos con Hitler. Hasta ese momento había frenado la avanzada de los alemanes sobre Austria y manifestado su preocupación por el rearme del Tercer Reich. Este giro no dejó de generar temores entre los grupos dominantes.

Soldados italianos en Etiopía
Soldados italianos en Etiopía. Extraído de Wikipedia.

Las medidas mas importantes de la política exterior italiana —la guerra contra Etiopía, la constitución del Eje Berlín-Roma, la intervención en la Guerra Civil española y el ingreso a la Segunda Guerra Mundial— fueron aprobadas por Mussolini y sus consejeros más próximos. Aunque los industriales no intervinieron directamente, se beneficiaron con la política de rearme expansión territorial. No obstante, las repercusiones del nuevo rumbo los preocupaban: la desvinculación comercial con las grandes potencias occidentales, la creciente intervención del gobierno en sus actividades y, sobre todo, el temido poder económico de la industria alemana.

Después de la anexión de Austria, aprobada por Hitler en 1938, Alemania se apropió de materias primas que antes eran destinadas a Italia y colocó a los exportadores alemanes en una situación privilegiada. Con el nuevo aliado, Italia podía quedar relegada al papel de productora agrícola.

Mussolini junto a Hitler
Los líderes del Eje, Mussolini junto a Hitler. Extraído de historiasiglo20.

El final del Fascismo en Italia³

Mussolini entró tardíamente en la Segunda Guerra, en 1940, impulsado por su afán de gloria y creyendo que el triunfo del Eje posibilitaría la creación de un imperio italiano con base en los Balcanes y en África del Norte. Después de tres años de derrotas consecutivas, en Julio de 1943 el rey Víctor Manuel III y el Gran Consejo Fascista aprobaron la destitución de Mussolini, su encarcelamiento e iniciaron negociaciones con los aliados. Los nazis invadieron Italia, liberaron a Mussolini y lo colocaron a la cabeza de un gobierno títere en Saló, al norte del reino. La República Social Italiana fue la experiencia más sanguinaria del régimen fascista. El Duce acabó sus días a fines de Abril de 1945, ejecutado por partisanos italianos. Su cuerpo fue colgado por los pies —junto a su última amante, Clara Petacci, y al de otros jerarcas fascistas— del techo de un garaje en una plaza de Milán.

Bibliografía

¹ -Griffin, Roger, Modernismo y Fascismo, Akal, Madrid, 2007

-Zeev Sternhell, El nacimiento de la ideología fascista, Madrid, Siglo XXI, 1994.

-Gentile, E, La vía italiana al totalitarismo. Partido y Estado en el régimen fascista. Buenos Aires, Siglo XXI, 2005.

² – Béjar, María Dolores. Historia del siglo XX. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Siglo XXI Editores Argentina, 2018.

-Gleason, A., Totalitarianism. Oxford, Oxford University Press, 1995.

-Preckler, A. M. (2003). Historia del arte universal de los siglos XIX y XX (Vol. 2). Editorial Complutense.

³ -De Felice, Renzo, El fascismo: sus interpretaciones, Paidós, 1976.

– Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Benito Mussolini». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mussolini.htm [fecha de acceso: 8 de diciembre de 2021].

-Gentile, Emilio, El culto del Littorio, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2007 [1993].

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Matías Dotto

Historia - Universidad Nacional Tres de Febrero. Instituto de Estudios Históricos - UNTREF.

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