El nacimiento del Islam
Sin lugar a dudas el surgimiento del Islam marcó un punto de quiebre en la historia de la humanidad, ya que rápidamente logró enmarcarse en el mapa mundial generando una gran influencia en el campo religioso, político, económico y cultural. ¡A continuación les brindaremos un breve resumen sobre su nacimiento, acompáñennos!
Definiciones ¹
El escenario de aparición del Islam, Arabia, resulta muy próximo espacialmente al del surgimiento de las otros dos religiones monoteístas, el judaísmo y el cristianismo, de las que se reconoce como deudor. Sin embargo, la velocidad de difusión del islamismo y los instrumentos políticos-militares desplegados para este fin no tuvieron comparación con los de las otras dos creencias. La rapidez de su crecimiento generó que todavía sea frecuente la confusión entre los vocablos: árabe (etnia y lengua difundida en el mundo islámico) y musulmán (practicante de la religión). Ambos términos se relacionan con el de islámico, el cual hace referencia a la cultura de esta religión en general.

Antecedentes ²
La península de Arabia comprendía a finales del siglo VI tres grandes áreas dotadas de relativa autonomía:
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- La septentrional, abierta a la influencia siria y mesopotámica, había conocido variadas tradiciones filosóficas y religiosas (helenísticas, sasánidas, judías y cristianas), fue cuna del propio alfabeto árabe y era asiento del santuario de Bakka, destino de una importante peregrinación.
- La zona central era el dominio de los nómadas, tanto de los pastores beduinos como de los mercaderes que tenían sus ferias en Medina y La Meca. Aquí se hallaba otro santuario, el de la Kaaba, que conservaba la piedra negra, punto de destino de importantes peregrinaciones que se hacían coincidir con las ferias más importantes.
- La zona meridional, llamada Arabia feliz, contaba con un comercio marítimo que relacionaba Egipto con la India y había propiciado el desarrollo de algunas ciudades.
Cada una de las tres zonas había incrementado su actividad mercantil y pastoril gracias a la difusión del camello como animal de transporte, carga y de guerra. Las habitantes de estas zonas estaban organizadas en sociedades muy segmentarias. Cada tribu contaba con una fuerte unidad y sus representantes eran los llamados jeques, aunque estos eran de hecho meros primus inter pares. Sus creencias religiosas se caracterizaban por un animismo que atribuía carácter sagrado a ciertas piedras, árboles o manantiales, y, en menor medida, por una vaga idea de la existencia de dioses superiores, más universales y abstractos.
Este paisaje tan fragmentado no parecía compartirse en la ciudad de La Meca hacia mediados del siglo VI. Los habitantes de esta ciudad contaban con una creencia más compleja y a la vez más tendiente a la unidad que el de las tribus dedicadas al pastoreo. Por un lado, la veneración de la «piedra negra» establecía una jerarquía en el panteón preislámico. Por otro lado, debido al contacto con las influencias sasánidas, judías y, sobre todo, cristianas (con mayor énfasis las nestorianas y monofisitas) propiciaba un acercamiento al monoteísmo que contrastaba con el politeísmo de las tribus. La imagen de preeminencia de La Meca se incremento en el año 570 cuando sus habitantes rechazaron a los etíopes.
Mahoma y el nacimiento del Islam ³
Mahoma nació en La Meca, aproximadamente en el año 570, y creció en el ambiente económicamente próspero y religiosamente monoteísta de su ciudad natal. A la edad de 40 años sintió la llamada de la divinidad que lo animaba a seguir su tarea de hostigamiento de la impiedad y la corrupción de la aristocracia mercantil de La Meca, tarea que empezó a realizar con una predicación más sistemática. Primero, entre los miembros de su familia, los cuales tenían importantes intereses en los negocios caravaneros. Más tarde, entre los habitantes de La Meca, sobre todo, su amigo Abu Bakr.
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De este modo, entre los años 610 y 619, Mahoma fue convirtiéndose de predicador en profeta. Al mismo tiempo, su mensaje se fue enriqueciendo desde el punto de vista teológico. En contacto con judíos y cristianos, adquirió un conocimiento más riguroso de la Biblia y un sentido monoteísta más desarrollado. A partir de estas bases, hacia el año 619, Mahoma constituyó la primera comunidad ante la que se presentó como el Profeta encargado de difundir la nueva doctrina que reconocía a Alá como único Dios. Bajo esta idea, Mahoma se representaba como el último de los enviados divinos, entre los que se hallaban Abraham, Moisés y Jesús, respecto a quienes aparecía como el encargado de resumir y completar sus mensajes.

En un principio, las ideas de Mahoma apenas provocaron adhesiones fuera del círculo de parientes y allegados y, por el contrario, encontraron una fuerte resistencia entre los mercaderes de La Meca, quienes vieron en Mahoma un verdadero enemigo para sus negocios. El 16 de Julio de 622, Mahoma, temeroso de la reacción de sus más poderosos paisanos, y tras haber sido invitado a resolver disputas surgidas entre los medineses, optó por la huida, conocida como hégira, con un grupo de sus adeptos, a la ciudad de Yatrib ( Medina), donde la existencia de comunidades judías había creado un ambiente más receptivo para su doctrina. Esa fecha se convirtió en el punto de arranque del calendario islámico, que es de base lunar, con meses de 28 días.
En la ciudad de Medina, Mahoma, sin renunciar a su condición de Profeta, se convirtió en el primer magistrado de la ciudad. A su condición de jefe religioso, unió la de cabeza de una organización política, formando un rasgo que será característico de los pueblos islámicos. Aprovechando esta doble condición, Mahoma hizo consolidar algunos rasgos que serán inherentes al desarrollo histórico del Islam. El primero, la creación de una nueva base para la solidaridad de la comunidad, sustituyendo el antiguo vinculo tribal de sangre por el de sumisión (ese es el significado de la palabra islam) a la voluntad de Alá. El segundo, la formulación de una nueva teoría del poder dentro de la comunidad, que de ser algo tribal pasó a ser una prerrogativa que procedía de Dios, con lo que la oposición política a la autoridad carecerá de justificación. Y el tercero, una cierta militarización de la primitiva comunidad islámica, que, en seguida, se consolidará con la práctica del botín a costa de los enemigos. De él un quinto será para el Profeta, esto es, para las necesidades del nuevo poder político-religioso.
El fortalecimiento de su jefatura religiosa, política y militar brindó a Mahoma sus primeros éxitos y le abrió las puertas de La Meca. En adelante, Medina sería la capital política del Estado que se estaba empezando a construir, mientras que La Meca sería el centro religioso de la nueva fe.
Bibliografía
¹ -García de Cortazar, José Ángel; Sesma Muñoz, José Ángel. Manual de Historia Medieval. Alianza Editorial, Madrid, 2014.
² -Bravo, Gonzalo. Historia del Mundo Antiguo. Madrid, 2015.
-Hourami Albert. La historia de los árabes. Sipan Barcelona Network S.L. 2017.
-Kinder, Hermann; Hilgemann, Werner. Atlas Histórico Mundial I. Madrid, 2006.
³ – García de Cortazar, José Ángel; Sesma Muñoz, José Ángel. Manual de Historia Medieval. Alianza Editorial, Madrid, 2014.

Historia – Universidad Nacional Tres de Febrero.
Instituto de Estudios Históricos – UNTREF.