Doctrina Monroe
La Doctrina Monroe, que toma su nombre del quinto presidente de Estados Unidos, James Monroe, entró en vigencia en 1823. La frase que sintetiza a esta doctrina es América para los americanos, es decir que, no se aceptaría ninguna injerencia extranjera (principalmente europea) en el continente americano. La política exterior de Estados Unidos estaría marcada por esta doctrina desde su puesta en vigor.
En el siguiente artículo repasaremos la historia de la Doctrina Monroe⁽¹⁾. ¡Acompáñanos!
La Doctrina Monroe
James Monroe fue el quinto presidente de Estados Unidos, ocupó el cargo entre 1817 y 1825. Fue en el año 1823 en el que lanzo la Doctrina Monroe, la cual fue elaborada por el secretario de Estado y futuro presidente, Quincy Adams. Esta doctrina ordenaba la política exterior de Estados Unidos, que imponía la soberanía americana en el continente. Se rechazaba cualquier intervención extranjera, sobre todo europea, en América.
Debemos recordar que a comienzos del siglo XIX, se llevan adelante las independencias latinoamericanas, abiertas por la Revolución Haitiana en 1804. En este sentido, la Doctrina Monroe era un apoyo a estas independencias, en contra de la intervención europea. Por su parte, en Europa, luego de las guerras napoleónicas, y la formación de la Santa Alianza, entre Rusia, Austria y Prusia, se estaba intentando reinstalar las monarquías absolutistas y las colonias. Era esto lo que Estados Unidos buscaba evitar.
Cualquier intervención se vería como un acto de agresión y Estados Unidos tendría el derecho a intervenir.
Cuestionamientos a la Doctrina Monroe
En la teoría la Doctrina Monroe parece beneficiosa para todos los países americanos, sin embargo, su aplicación en la realidad distó mucho de ello. Estados Unidos intervino en los conflictos donde tenía intereses particulares, e hizo la vista a un lado en otros conflictos donde no resultaban atacados o donde eran directamente beneficiados.
Esto quedó aún más claro luego del Corolario del presidente Theodore Roosevelt de 1904, donde incluía la posibilidad y el derecho de Estados Unidos a intervenir en cualquier conflicto dentro de América que afecte a las empresas estadounidenses. Además de ver a Centroamérica como una zona de influencia exclusiva de Estados Unidos. Fue así como se empezó a aplicar la Política del Gran Garrote, donde Estados Unidos trataba a América Latina como a su patio trasero. Este accionar se puede rastrear hasta la actualidad y a lo largo de todo el siglo XX.
Durante el siglo XX Estados Unidos intervino en diferentes países de América, por ejemplo en Cuba, Nicaragua y República Dominicana. En este contexto se insertan las Guerras Bananeras. Además la formación de la Organización de Estados Americanos (OEA), seguía esta línea, era Estados Unidos la que dirigía la política del continente y ordenaba la represión de los disidentes. Durante la Guerra Fría esto se vio reflejado en la persecución de cualquier grupo comunistas o revolucionario, además del apoyo del Estados Unidos a diferentes golpes de estado en toda América. Tenemos como grandes ejemplos de dictaduras apoyadas por Estados Unidos, a la de Augusto Pinochet en Chile (1973), y al Proceso de Reorganización Nacional (1976) en Argentina.
Por estas razones, desde América Latina se ve a la Doctrina Monroe como el afán colonizador de Estados Unidos. Y se reformula la frase de cabecera de esta doctrina: América para los americanos, como América para los norteamericanos.
Bibliografía
¹ El Congreso de Viena: Europa tras Napoleón. En National Geographic.
América para los americanos. En Le Monde Diplomatique.
Impacto de la Doctrina Monroe en América Latina y el Caribe. En Telesur.
Historia – Universidad de Buenos Aires.
Grupo de Historia Popular – Instituto de Historia Argentina y Americana «Dr. Emilio Ravignani».
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