Deuda externa Argentina
La deuda externa es un elemento importante para entender la Historia de Argentina y su desarrollo. ¿Cuándo inició? ¿Quiénes contrajeron la deuda? ¿Cómo evolucionó?. ¡A continuación responderemos todas estas preguntas y mucho más!
Definición ⁽¹⁾
Se denomina “deuda externa” a la suma de las obligaciones que tiene un país con
respecto de otras entidades extranjeras. Este tipo de deuda se compone de dos tipos de endeudamientos. Por un lado, de deuda pública, es decir, la contraída por el estado; y por el otro, de deuda privada, la cual es aquella que contraen los particulares con el exterior.
Historia de la Deuda externa de Argentina ⁽²⁾
La temática de la deuda externa es un tópico frecuente y polémico a lo largo de la historia Argentina, ya que se puede observar su existencia en los siglos XIX, XX y XXI. A continuación analizaremos sus distintas etapas y variaciones.
La Deuda externa durante el siglo XIX
Época de Rivadavia (1821-1827)
El comienzo de la deuda externa argentina puede localizarse en la Época rivadaviana, más precisamente el 1 de julio de 1824, cuando el gobierno porteño de Martín Rodríguez y su ministro, Bernardino Rivadavia, firmó en Londres el empréstito con la casa Baring Brothers por la suma de 1.000.000 de libras esterlinas. Este crédito fue solicitado con el objetivo de poder construir un puerto moderno en Buenos Aires; financiar al banco provincial; establecer pueblos en la nueva frontera; fundar ciudades costeras y realizar obras sanitarias.
Sin embargo, aquel millón de libras esterlinas nunca arribará de forma completa al Río de la Plata, ya que entre diferentes maniobras (reserva por utilidades, descuentos anuales adelantados, negociados entre los intermediarios, etc.) solo llegaron 96.613 libras en oro, y el resto en letras de cambio que comerciantes ingleses y otros allegados supuestamente debían pagarlas.
La garantía del empréstito fueron las tierras de la provincia de Buenos Aires, y cuando Rivadavia fue Presidente en 1826, expandió esa garantía a la totalidad de la tierra pública de la Nación. Las dificultades económicas y la constante corrupción generaron la imposibilidad de pagar los intereses. En una maniobra desesperada se vendieron dos barcos para afrontar el pago de las obligaciones.
Época de Rosas (1829-1852)
Tiempo más tarde, Rosas tuvo que hacer frente a una deuda que ya era cuantiosa e intentó demorar los pagos, a pesar de que las presiones se hicieron cada vez más intensas. En 1842, Rosas ordenó a su ministro en Londres, Dr. Manuel Moreno, que intente conseguir el reconocimiento de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas , para luego entregarlas a cambio de la cancelación de la deuda. La negociación no tuvo éxito y, a pesar de haber sufrido dos bloqueos comerciales, se les pagaron a los acreedores una limitada suma de 10.000 libras.
Organización Nacional (1852-1880)
Hacia el 28 de octubre de 1857, el Ministro de Hacienda del Estado de Buenos Aires, Norberto de la Riestra, firmó en Londres un acuerdo que renegociaba en su totalidad la deuda con la Barings Bank y contraía nuevas obligaciones. A esa fecha los intereses vencidos llegaban a la cifra de 1.641.000 libras, y la deuda en su totalidad era de 2.457.155 libras. Vale destacar que todos los gobiernos posteriores continuaron pagando, y refinanciando la deuda, hasta que se canceló definitivamente en 1903.
Cuando Mitre asume la presidencia a nivel nacional, las deudas de Buenos Aires fueron transferidas a la Nación. Tiempo más tarde, bajo la presidencia de este último y la de Sarmiento, Argentina contrae una deuda de 14.500.000 libras con el fin de hacer frente a la Guerra de la Triple Alianza y sofocar las rebeliones internas.
La República Conservadora (1880-1916)
Desde el primer empréstito con la Baring Brothers hasta la finalización de la presidencia de Roca, se contrajeron 13 empréstitos externos. Lo que significó que las utilidades de los prestamistas, solo en la suscripción de los empréstitos, fueran de 35.917.000 pesos fuertes, lo que significaba sumas exorbitantes para una economía periférica como la de Argentina.
Al llegar Juarez Celman al gobierno nacional, las aventuras especulativas provocaron que la deuda externa siga creciendo, condenándola a una enorme crisis económica. Esta produjo la revolución radical, y la caída del gobierno. El nuevo presidente, Carlos Pellegrini, pidió 50 millones de pesos, para enfrentar la inminente quiebra del Banco Nacional, del Banco Hipotecario, y del Municipal. Sin embargo, esos fondos no se utilizaron para el destino propuesto, sino que fueron enviados inmediatamente a Londres para evitar la gran crisis de la banca Baring que estaba semi quebrada.
El 5 de mayo de 1891, el gobierno de suscribió un nuevo convenio con la firma J.S. Morgan por el valor de 75.000.000 de pesos moneda nacional. En realidad, la nueva deuda se cambiaba por deuda impaga de anteriores empréstitos, afianzándose la garantía con todas las rentas argentinas y los derechos de la Aduana sobre la importación.
La deuda externa a lo largo del siglo XX
Los gobiernos radicales
Cuando asume Yrigoyen en 1916, el gobierno radical va a comenzar a acentuar la baja de los montos de la deuda externa. Sin embargo, la prudente política de endeudamiento llevada a cabo es alterada por Alvear y su gobierno, el cual aumenta la deuda externa hasta la suma 1.111.675.585 de pesos. Se dice que con Alvear se cuadriplicó la deuda externa con respecto al gobierno previo.
La Década Infame
Durante la llamada «Década Infame» la deuda externa siguió creciendo, aunque en el gobierno de Justo se realizaron pagos rigurosos en cuanto a los intereses y amortizaciones. La deuda se elevó de 942.251.900 en el año 1932, a 1.224.027.685 en 1936.
El gobierno de Perón
Durante el gobierno peronista, por primera vez en la historia, la deuda externa desaparece
de los registros ya que es cancelada en su totalidad. El pago de la deuda fue progresivo y al mismo tiempo rápido. En 1945 las obligaciones con el exterior llegaban a la suma de 519.910.262 de pesos, en 1946 se reduce a 114.196.498, en 1950 llega a los 41.086.681, y, finalmente, en 1952 es totalmente pagada. Por otro lado, el gobierno peronista no contrajo ninguna obligación externa hasta la caída de su mandato a través de un golpe de Estado en el año 1955.
Golpe de Estado de 1955 y la democracia condicionada
A través del golpe de 1955, las influencias extranjeras vuelven a hacerse presente
en la Argentina en el marco contundente de la Guerra Fría. En un mundo polarizado entre el bloque capitalista (liderado por los Estados Unidos) y el socialista (Liderado por la Unión Soviética), el gobierno argentino decide la incorporación del país al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.
Por otra parte, el dictador argentino, Pedro Eugenio Aramburu, contrae una deuda de 700 millones de dólares con diversos bancos europeos con el fin de reactivar el comercio. Sin embargo, al poco tiempo el gobierno se da cuenta que Argentina no contaba con los medios suficientes para cancelar la deuda. De este modo, los convenios bilaterales que se habían firmado, se empiezan a renegociar con los países que se nuclean en torno al llamado Club de París. Hacia el final del gobierno dictatorial de Aramburu, la deuda externa argentina era de 1100 millones de dólares.
Durante la presidencia de Frondizi se realiza el primer acuerdo con el FMI, el cual le brindaría al gobierno de turno un préstamo de 75 millones de dólares con el fin de hacer frente a la inflación que asechaba al país. Tiempo más tarde, y a cambio de un profundo ajuste estructural, bajo el aval del FMI, distintos entes internacionales le brindan a la Argentina un préstamo de 329 millones de dólares.
Durante el gobierno posterior de Guido, este continuó con el proceso de endeudamiento y, además, se produjo el vencimiento de deudas previas y una importante fuga de capitales. Al finalizar su gobierno, la deuda externa era aproximadamente de 2000 millones de dólares.
En el momento que asume el presidente Illia, el endeudamiento externo era enorme. La administración de este presidente logró reducir la deuda a 1700 millones de dólares, se efectuó una política con cierto orden y se anularon muchos contratos viciados de corrupción que fueron realizados bajo la gestión de Frondizi. Illia, a diferencia de sus predecesores, no solicitó ningún crédito al FMI, sin embargo, fue derrocado por otro golpe militar.
La gestión de Onganía y los gobiernos posteriores
Durante el proceso militar de Onganía, se produce el negociado de Aluar, mediante el
cual se entrega la producción de aluminio a un grupo corrupto de sujetos que hicieron un gran
negocio a expensas de los recursos del estado. En Aluar se produjo el primer caso
de endeudamiento privado que será asumido por el Estado. En este gobierno se realizaron dos solicitudes de préstamo por 125 millones de dólares. El Onganiato elevó la deuda externa de unos 3276 millones de dólares a unos 3940 millones.
Los militares que sucedieron a Onganía, Levingston y Lanusse, no pidieron nuevos créditos, pero no pudieron reducir la deuda externa que se elevaba, aproximadamente, a unos 4800 millones de dólares. Las breves gestiones democráticas de Cámpora, Lastiri y Juan Domingo Perón tampoco solicitaron créditos externos, pero sí lo hizo Isabel Perón cuando pidió ayuda ante el FMI por los efectos de la crisis internacional del petróleo. En síntesis, entre 1973 y 1976, la deuda externa se elevó a unos 7800 millones.
La última dictadura militar
Durante la última dictadura militar se produjo uno de los momentos de mayor endeudamiento del país. Entre 1976 y 1983, la deuda externa pasó a equivaler los ingresos de 6 años de exportaciones. A su vez, el pago de intereses aumentó su participación, pasando del 40% al 90% de las exportaciones. Los recursos provenientes del endeudamiento fueron malgastados. No se volcaron los créditos en inversiones productivas, sino que se destinaron fundamentalmente a importaciones improductivas, la especulación financiera y el turismo en el exterior. La cultura argentina suele recordar este periodo como la época de la «plata dulce», producto de la política de apertura económica y el “dólar barato” que implementaba el gobierno.
Aquí se puede resaltar la figura de José Martínez de Hoz, Ministro de economía de la dictadura entre 1976 y 1981. Finalmente, al producirse la crisis económica, el Estado asumió la deuda externa contraída por las empresas privadas, lo que elevó el endeudamiento en 45.000 millones de dólares.
La vuelta a la Democracia
Con el retorno a la Democracia, la gestión el Presidente Raúl Alfonsín mostró una moderada con respecto al tratamiento de la deuda heredada de la dictadura. Por un lado, se investigó la legitimidad de la deuda privada en donde se detectaron numerosas anomalías y casos fraudulentos. Por otro lado, el gobierno argentino buscó conseguir la nulidad de lo que consideraban una deuda ilegítima. Las relaciones del gobierno con el FMI no fueron tan cordiales, ya que la gestión de Alfonsín se negó a firmar un acuerdo Stand-by con el organismo.
Sin embargo, ya con una enorme oposición política, el gobierno de Alfonsín prefirió mantener negociaciones destinadas a postergar pagos en lugar de profundizar las investigaciones y enjuiciar a los responsables del gran desastre económico del país. De este modo, al finalizar su mandato antes de tiempo, la gestión de Alfonsín dejó una deuda externa de 58.700 millones de dólares.
El menemismo
Cuando asume Carlos Menem a la presidencia, las relaciones internacionales y los objetivos con la deuda externa cambian rotundamente. En primer lugar, el gobierno solicitó a los bancos acreedores que establecieran las cifras que correspondían pagar. Es decir, se puso en manos de los acreedores la administración de la deuda privada, ya que el menemismo expresaba que el Banco Central carecía de registros adecuados sobre el endeudamiento privado. Por otra parte, se contrató a la consultora internacional Price-Waterhouse para determinar la totalidad de los contratos realizados. Vale aclarar que esta consultora se guiaba a través de lo enunciado por los acreedores.
La enorme cifra de deuda externa que debía enfrentar el gobierno menemista fue refinanciada a través del «Plan Brandy» con el aval de los bancos extranjeros, sobre todo norteamericanos. Con respecto al FMI, se popularizó la frase que enunciaba que Menem mantenía «relaciones carnales» con este organismo. Durante los 10 años de gobierno menemista se solicitaron cinco préstamos, el máximo durante una sola presidencia. Este procedimiento generó que Michel Camdessus, director gerente del FMI en 1998, a calificara al presidente argentino como “el mejor presidente de los últimos 50 años”. Al finalizar Menem su gestión, la deuda argentina era de 146.219 millones de dólares.
El siglo XXI
La deuda externa continuó elevándose incluso al comenzar el nuevo siglo. El gobierno de «La Alianza» fue la gestión que, hasta ese momento, más dinero le solicitó al FMI. Este gobierno, a través del famoso «Blindaje financiero» y el «Megacanje» aumentaron estrepitosamente las obligaciones exteriores. Finalmente, con una deuda externa que oscilaba los 170.000 millones de dólares y con una situación económica al borde del colapso, la crisis argentina explotó en 2001.
Bajo el breve gobierno de Adolfo Rodríguez Saá, la Argentina declaró el default económico ante la imposibilidad de asumir los pagos de la deuda. Tras la crisis, Eduardo Duhalde negoció una reprogramación que se realizó en enero de 2003. Un cambio brusco en la historia del país comenzó durante la presidencia de Néstor Kirchner, cuya gestión logró cancelar la totalidad de la deuda contraída con el FMI.
Bibliografía
¹ – Artículo sobre deuda externa argentina en Página 12, Radio.unr, Geipar.udelar y Ámbito.
² -Belini, Claudioy Juan Carlos Korol. Historia económica de la argentina en los siglos xx y xxi. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2020.
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Historia – Universidad Nacional Tres de Febrero.
Instituto de Estudios Históricos – UNTREF.