Caída de Constantinopla
La caída de Constantinopla ocurrida el 29 de Mayo de 1453 ante las fuerzas otomanas marca una serie de importantes cambios en la política europea que conlleva, según algunos historiadores, a marcar una ruptura entre la Edad Media y la Edad Moderna. ¡A continuación les brindaremos los principales detalles de este importante suceso histórico, acompáñenos!
Contexto ⁽¹⁾
La reconquista de Constantinopla y la dinastía de los Paleólogos
La dinastía de los Paleólogos luego de reconquistar Constantinopla logró mantenerse en el trono imperial sin interrupción hasta el final del Imperio Bizantino. Sin embargo, la historia del imperio desde su reconquista será caracterizado por un prolongado deterioro.
El desarrollo del poder imperial encontró un punto de inflexión a mediados del siglo XIV. Hasta ese entonces, los reinados de Andrónico II (Hijo de Miguel) y Andrónico III (nieto de Andrónico II) habían producido esfuerzos por encauzar una reforma social, el control de la economía y de las instituciones. Sin embargo, la creciente intervención del poder espiritual, a través del modelo monástico, en el gobierno hizo difícil establecer una política unionista con Roma. Recordemos que en esta época la religión y la política aún no se encontraban netamente separadas, de este modo, las diferencias entre el cristianismo ortodoxo (mayoritario en Oriente) y el latino (fuerte en Occidente) provocaron grandes recelos en la política. A su vez, el imperio contaba con dificultades económicas que generaban el malestar popular.
El lento declive del Imperio Bizantino
A partir de 1355, la presión militar otomana en las fronteras obligará a adoptar medidas extremas para la defensa, en especial la contratación de mercenarios (los famosos almogávares) que trajeron éxitos militares momentáneos contra los turcos en la región occidental del Asia Menor. Sin embargo, debido a las dificultades económicas para lograr pagar a los soldados, estos se rebelaron y tomaron territorios del propio Imperio.
El proceso de desarticulación total de la sociedad y la economía impidió que se plasmaran las reformas sociales emprendidas para controlar la corrupción en la justicia y combatir los efectos de la usura, dos fenómenos que afectaban las condiciones de vida de los sectores empobrecidos. De este modo, surgieron en el Imperio dos corrientes populares que causaron contratiempos en el plano interno. Por un lado, se desarrolló el grupo radical de los zelotas, que realizaba acciones violentas contra la clase dirigente. Por el otro lado, en el plano religioso tuvo lugar la corriente hesychasta, aceptada por los monasterios del Monte Athos, que actuó frente a la teología tradicional que defendía un elitismo espiritual.
Las constantes pugnas entre las facciones que perseguían el poder generaban grandes dificultades en la administración de la política interior. Esto provocaba la ruina constante de la administración, el empobrecimiento de la sociedad y que las decisiones sean a corto plazo con el único objetivo de la supervivencia de Constantinopla.
Presión otomana y caída de Constantinopla
La presión exterior iba en aumento. Los serbios invadieron Macedonia y Albania en su intento de crear un imperio Serbo-griego ortodoxo; los genoveses y venecianos, puestos de acuerdo, buscaban los beneficios comerciales y los otomanos culminaban su conquista en Asia Menor; ponían pie en Europa y sitiaban Constantinopla.
Desde los primeros años del Cuatrocientos el futro de Bizancio dependía en gran parte de la voluntad del sultán turco. em emperador Manuel II buscó la ayuda de Occidente, solicitando ayuda de los reinos europeos. Sin embargo, el emperador no obtuvo la colaboración de los occidentales, entre otras razones por la división de Occidente a consecuencia del cisma y la fase aguda de la Guerra de los Cien Años.
Para fortuna del Imperio Bizantino, la presión mongola sobre el sultán Bayaceto obligó a éste, hacia el año 1402, a levantar el sitio y a su sucesor, Mehmet I, a firmar una tregua con Bizancio. Sin embargo, el sultán Munrad II dio por concluida la paz y atacó nuevamente a Constantinopla. Si bien este ataque otomano hacia la ciudad no prosperó, Tesalónica cayó en su poder en 1430. De este modo, el Imperio Bizantino se reducía únicamente a la asediada capital.
La negociación con Roma desembocó en la decisión del Concilio de Basilea de proclamar la unidad de los cristianos en presencia del emperador, el patriarca ortodoxo y numerosos obispos griegos. Ante la agonía de Constantinopla, en Occidente se predico una ultima cruzada, que con importantes retrasos se puso en marcha, aunque fracasó casi antes de comenzar al capitular en la Batalla de Varna en 1444.
El último emperador, Constantino XI, además de la presión otomana, tuvo que enfrentarse en el interior a la rebelión ortodoxa que se negaba a admitir la unión con los latinos. A pesar del rechazo popular, el 12 de Diciembre de 1452 se proclamó oficialmente en Santa Sofía la unidad de los cristianos. Sin embargo, apenas cinco meses más tarde, el 29 de Mayo de 1453, las tropas del sultán Mehmet II penetraron en Constantinopla y la saquearon. Luego hicieron lo mismo en Atenas, Mistra y Trebisonda. Hacia el año 1461 el Imperio de Oriente había llegado a su fin.
Consecuencias ⁽²⁾
Tras la caída de Constantinopla los otomanos no se detuvieron, sino que avanzaron en Albania, Austria e Italia. Por el lado asiático, los otomanos progresaron por Anatolia Oriental e iniciaron la penetración hacia Egipto que culminaría en 1517. Sólo entonces, los occidentales tomaron conciencia de lo que podía significar la reunificación del poder musulmán en el Mediterráneo y el peligro que significaba para la estabilidad de la vieja Europa. El Imperio Otomano se convertía así en un imperio musulmán universal, el de Solimán el Magnífico (1520-1566), capaz de amenazar al emperador Carlos V simultáneamente en sus posesiones centroeuropeas y en todo el Mediterráneo.
Bibliografía
¹ -Cavallo, G. El hombre bizantino, Alianza Editorial, Madrid, 1994.
-Ducellier, A.; Kaplan, M. y Martin, B. El cercano Oriente Medieval. Akal, Madrid, 1988.
-García de Cortazar, J. A. y Sesma Muñoz, J. A. Historia de la Edad Media. Una síntesis interpretativa. Madrid, 1988.
-Kinder, Hermann; Hilgemann, Werner. Atlas Histórico Mundial I. Madrid, 2006.
² -García de Cortazar, J. A. y Sesma Muñoz, J. A. Manual de Historia Medieval. Alianza Editorial, S.A. Madrid, 2014.
Historia – Universidad Nacional Tres de Febrero.
Instituto de Estudios Históricos – UNTREF.